jueves, 3 de marzo de 2011

Pequeño divertimento para las esperas

¿Sufre más el que espera siempre
que aquél que nunca esperó a nadie?

El libro de las preguntas (Pablo Neruda, 1974)

Siempre me hiciste esperar mucho. Por más que te decía que eras una tardona, que no tenía paciencia para las esperas, que odiaba aburrirme, nunca me hacías caso. Era superior a ti y pronto me tuve que resignar a las circunstancias. Normalmente quedábamos en una boca de metro. Las primeras veces me concentraba fielmente en la esfera de mi reloj. Luego, miraba al cielo, a la calle, a mis zapatos, a los coches que pasaban cerca, pero también me aburría. Así, poco a poco, fui creando un juego. Veía salir a las personas de la boca de metro y empezaba a contarlas para saber cuántas necesitaba ver antes de verte a ti. Como siempre eran muchas las que te precedían, probé a depurarlo un poco más. Por eso, conté a las mujeres, primero, pero seguían siendo demasiadas. Luego a las mujeres que tuvieran más o menos tu edad. Pero era difícil detectarlas, porque nunca fui muy bueno con las edades. Así, intenté contar a las chicas que tenían el pelo como tú: largo y liso. Me sorprendía, cada vez, cuántas tenían tu misma melena. No probé con los ojos, porque no me atrevía a mirar directamente a las que salían del metro. Añadía más detalles: un bolso parecido al que solías usar, un abrigo marrón, esos vaqueros que me volvían locos… de tal manera, llevaba en la cabeza varias listas. Cinco chicas de pelo largo, dos con vaqueros, una con bolso, tres de tu misma altura, otra más. Y conseguía con este pequeño juego dejar que los minutos corrieran sin darme cuenta. Siempre que aparecías apresurada con tu mejor sonrisa de disculpa, me pillabas ensimismado y me preguntabas: ¿en qué piensas, amor? Y siempre te contestaba engañándote un poco: Pensaba en ti. Aunque no te mentía del todo.

11 comentarios:

Laura Sánchez dijo...

Que bonito... me encanta ese juego! Yo antes me paraba a observar a la gente y me planteaba si eran felices en sus vidas, ahora tengo un telefono que me deja leer si otras personas anonimas son felices o no... creo que me gustaba más el otro juego.

saludos

Francisco Méndez S. dijo...

Que buen juego, lo haré mientras espero, porque me pasa lo mismo. Saludos

Merche Pallarés dijo...

¡Claro que pensabas en ella! Por supuesto... La verdad es que esas esperas eternas dan para muchas observaciones... Besotes, M.

Marilia dijo...

Pues sí, no mentías del todo, pensabas en otras ellas, o en las que pudieran ser algo ella.

A mí en las esperas me gusta inventar la historia de la gente que veo pasar; incluso si cazo alguna palabra al vuelo, meterla dentro de un contexto que es real sólo para mí... o quizás no...

Capri c'est fini dijo...

*Sophia, la observación de personas (como si fueran los pájaros de Doñana) es un entretenimiento que ya parece de la Edad de Piedra... la tecnología (tan maravillosa que es) también tiene nos ha privado de otros juegos. Un beso.

*Francisco, cuando te fastidian tanto las esperas, es lo mejor que puedes hacer. Eso o dejarte acumular ira y cargarla contra quien esperas... Algo hay que hacer... Saludos.

*Merche, clarísimo... pensaba en ella... Aunque seguro que ella también lo creía y se sintió genial. Puede ser que sea por eso que llegue tarde... Un beso.

*Marilia, me encanta comprobar como en las calladas esperas surgen historias nunca contadas. No lo dudes, realidad propia, pero realidad al fin y al cabo. Bienvenida a Capri. Un beso.

Madame X dijo...

Qué paciente eres. Me temo que yo no habría aguantado tanto. Un día, dos, tres... como mucho.

Un beso.

brokemac dijo...

Cuando la espera termina en el encuentro deseado, aunque sea larga, se ve liberada de la tristeza que ocupa el lugar de la esperanza una vez perdida.
Aunque haya que contar estrellas mientras se está esperando, siempre será mejor que no esperar nada o lo que es peor, esperar sin esperanza.

Un beso esperanzador.

Capri c'est fini dijo...

*Madame, sí, más que el santo Job... aunque tengo observado que soy paciente hasta un punto. Llega un momento en que alguien me ha hecho esperar tanto ya no espero más a nada ni a nadie. Además lo peor de todo es que ese es un punto de no retorno... defectos que tiene uno. Un beso.

*Brokemac, mejor no lo podías haber expresado. Me parece curioso que en otros idiomas esperar (de espera) y esperar (de esperanza) son conceptos diferentes y se escriben con palabras también diferentes. Pero, ¿cómo voy a esperar si no tengo la esperanza de que vendrá lo que (o quien) espero? Besos también esperanzados para ti.

Rocío dijo...

Te acabo de descubrir o redescubrir o no sé. Tu blog es dejá vú para mí.
Me gusta mucho, mucho.

Hazme un hueco que me quedo :)

Rocío dijo...

Pd. Se me olvidaba lo fundamental que era decirte que me encanta ese libro de M.Duras, es fabuloso y el fragmento lo tengo en mi blog. Y tu blog se llama así... argggh

Capri c'est fini dijo...

*Rocío, eso son las maravillosas coincidencias que se quedan grabadas para siempre. Me alegro que Capri te guste y que decidas quedaste todo el tiempo que quieras. Eres más que bienvenida. Y además que tengas en tu blog la frase que da origen a éste, sin las mejores credenciales que puedes exhibir. Me pasaré por tu página para descubrir nuevas coincidencias... y luego te cuento. Muchos besos y bienvenida a las aguas azules de la isla que ya no existe.