viernes, 30 de mayo de 2008

Los comensales silenciosos

¿Qué clase de personas se sientan en un restaurante y no se dicen nada?
Los matrimonios.

Nos miramos, bajas los ojos escrutando el tenedor. Para aliviar la incomodidad miro al infinito haciendo que busco al camarero. Pero tengo un cuarto de tu rostro en el filo de mi reojo, dulce, sincera, estoica, aguantas esta situación. Me acuerdo hace algunos años que nos hubiéramos enzarzado en una conversación infinita, me mostrarías esos ojos curiosos, claros, donde hoy sólo hay cuencas vacías. Pediríamos otra botella de vino para alargar aún más el momento, nos reiríamos del mundo y de las parejas que no tienen nada que decirse. Recorrería con mis sílabas cada centímetro de tu cuerpo, parando sólo para tomar aire y seguir. Hoy pedimos con desgana la comida, intercambiamos frases protocolarias que no significan nada. Cada uno con su plato por delante, dejamos pasar el tiempo lento y pesado, rumiando reproches. No hay fuerzas ni para verbalizarlos, permanecen intactos en nuestro interior. ¿En qué momento se rompió esto? Parece difícil saberlo, pienso, además ya da igual, no hay manera de recomponerlo. Te levantas. ¿A dónde vas? Tranquilo, al cuarto de baño. Y la veo alejarse, con su bolso en ristre, en silencio, como yo me voy alejando de ella, como el sonido de su voz que me parece cada vez más extraño, como el recuerdo de las comidas junto a ella, rodeados por multitud de gente, pero sólo junto a ella. Hoy como solo, sólo yo. Ella también.

Joanna (Audrey Hepburn) y Mark (Albert Finney) son los protagonistas absolutos de Dos en la carretera (Stanley Donen, 1967). Desde su feliz encuentro hasta que el matrimonio ve como se va desmoronando su vida en común, se suceden las escenas en un único espacio, el sur de Francia, durante los cinco viajes que Mark y Joanna realizan. Cada una de estas escenas, genialmente ligadas, son pistas para resolver el puzzle de la vida matrimonial. Surgen todos los problemas, los hijos, las infidelidades, el aburguesamiento, la rutina... Aún no sumergidos en ellos, observan, sin llegar a creer que les pueda ocurrir, como una pareja en silencio en un restaurante es la perfecta imagen de un matrimonio.

La música de Henry Mancini completa, como un personaje más, esta visión crítica del matrimonio, sus peligros y sus ventajas. Mancini la consideraba como su mejor trabajo para el cine.

martes, 27 de mayo de 2008

Estrellas cosidas a la ropa

Como niños que creen en la vida,
muchos se estremecen ante el espectáculo de la nieve
en un extraño país
necesitando algún tiempo para comprender
la clase de frío que les asalta.

Max Frisch (sobre los inmigrantes italianos en Suiza)

Italia recibió a los artistas venidos de todo el mundo durante el Renacimiento, era el destino del Grand Tour para los ingleses en el siglo XIX que llegaron a formar colonias en ciudades como Florencia, reunía a los excéntricos ricos de la Jet Set internacional en la Costa Esmeralda o Amalfitana y millones de turistas recorren cada año sus calles y plazas. Pero parece que el Gobierno de Silvio Berlusconi, recientemente elegido, busca que los extranjeros lleguen a Italia, consuman, compren postales y se vayan. Han decidido que no se puede aguantar más con tanto inmigrante ilegal, que además no son rubios ni con ojos azules, ni siquieran traen dinero. Lleguen en patera o en avión, los que no tengan papeles serán delincuentes y como delincuentes serán expulsados del país. Además los que se atrevan a alquilar alguna vivienda a éstos, correrán la misma suerte, el delito, por favorecer la estancia de los indeseables. Es que ya no se puede pasear por las calles de Roma...
En Nápoles tienen otro problema, hábilmente solucionado por el gobierno del empresario. Hay asentamientos de gitanos rumanos, que claro, afean el entorno y encima nadie conoce de que viven, seguramente de robar. Una cosa es la Camorra, que es de allí y otra, estos rumanos. Los gitanos tampoco son rubios y visten con harapos. Para eso, el gobierno controlará los poblados para que no salgan a relacionarse con los napolitanos. Es mejor que estén vigilados por lo que puedan hacer, está claro. Si incumplen las leyes, pueden ser detenidos y conminados en centros de detención durante 18 meses. Espero que la UE no se ponga pesada y esgrima la libertad de movimiento que tienen declarada todos los ciudadanos incluidos los rumanos; éstos que se muevan por donde quieran pero no en Italia. Yo, desde aquí, además, propondría a Berlusconi que hiciera algo con el atuendo de los gitanos que da muy mala imagen, que luzcan algo distintivo para que la población de bien los reconozcan, no sé, estrellas de diferentes colores, triángulos o brazaletes cosidos a la ropa. Como algún gitano de esos puede que no tenga los rasgos que denoten su raza, el sistema de clasificación sería muy buena idea. Así todos estarían más tranquilos sabiendo quienes son. Y si viven todos en un mismo sitio, también mejor, que nunca se sabe que puede ocurrir.

La Historia de la Humanidad es la historia de los movimientos migratorios. La emigración italiana ha sido un caso singular, se estima que desde fines del siglo XIX hasta los años 70 más de 30 millones de italianos salieron de su país en busca de nuevas oportunidades laborales, fundamentalmente a Estados Unidos, Argentina, Brasil y Centroeuropa. En la actualidad, hay aproximadamente 15,7 millones de italoamericanos y entre 15 y 20 millones de argentinos que en distinto grado tienen también esta ascendencia italiana. Menos mal que no se toparon con gobiernos como el de Berlusconi.

domingo, 25 de mayo de 2008

Eurovisión 2008: la Gran Madre Rusia

Cause I’ve got something to believe in

Believe (Dima Bilan, 2008)

Ganó Rusia. La Gran Madre Rusia, aunando a sus hijos sobre su regazo, se llevó el premio. Lo decían muchos y se cumplió, no era casualidad que Rusia llevara algunos años rozando el primer puesto. Iba con toda su artillería para arrasar en Europa. Los más críticos dirán que votan siempre a los mismos, pero en ese caso saldría siempre el mismo ganador y cada año es uno distinto (por ahora). Eso sí, se cumple las pautas, los diez primeros puestos con distinto orden se reparten la clasificación y los países de Europa Occidental no tienen nada que rascar y tienen su Eurovisión propia para eludir el último puesto. Cosas de vecinismo geográfico, la afinidad cultural o vete tú a saber. Hablando de canciones, ha habido de todo, las clásicas baladas un poco ñoñas, las chicas cañonazos contorsionándose como lagartijas con sus lentejuelas, los bailecitos imposibles, los raros, la cuota hortera... Me divierte todo eso, unido como un guiso, aunque claro está, sólo para comer una vez al año. Las canciones de esta Eurovisión han muerto la noche de la final pero cumplieron su función efímera de entretener por un día. En 2009, vendrán más y ocurrirá un poco de lo mismo, siempre con alguna sorpresa para que el espectáculo no decaiga. Pero así es el juego y el sábado desde el Kremlin, Putin se habrá sentido por un momento el zar de todas las Rusias con Europa rendida a sus pies. Ya me hubiera gustado a mí verle la cara de satisfacción en ese momento.

viernes, 23 de mayo de 2008

Eurovisión

Good evening Europe, this is Madrid calling. Here are the results of the spanish votes...

...et finalement, Royaume-Uni, douze points (léase ...e finalmon, guayominí duce puá). Durante años fue la única forma en España de oír hablar en la tele en inglés o en francés o de escuchar algo relacionado con Noruega o Finlandia, por ejemplo. Siempre he asociado Eurovisión con la risa y creo que ese escaparate divertido aún está vigente. No estoy de acuerdo con esos que le auguran un triste final, hoy hay más países que nunca y las audiencias siguen siendo enormes. Tampoco con los que critican la falta de calidad, hay que ir caso por caso, yo nunca suscribiría por completo ninguna lista de éxitos musicales. No puedo dejar de relacionarlo, asimismo, con mi infancia, cuando me sentaba a ver las votaciones en las que conectaban por teléfono desde lugares tan desconocidos para mí como Ankara, Nicosia o Reikiavik. Y es que lo de menos era la música, eso es lo que pensaba en aquellos tiempos y aún lo sigo pensando un poco. Eurovisión es pura geoestrategia europea, el bloque ex-soviético, el balcánico, el nórdico, el báltico... y un muestrario de modas de cada país, se lleva lo folk, lo exótico, la balada... Cada país se pone su mejor máscara para que el resto vea la armonía y prosperidad de su nación, aunque esté comido por los problemas. Pero Eurovisión es así, ya van 53 ediciones, este año se celebra en Belgrado con record de participación: 43 países!!! desde el Cáucaso más pegado a Asia hasta las costas atlánticas más occidentales. Luego se dirá lo de siempre, que es imposible ganar esta especie de caos multinacional, pero es que es difícil poner de acuerdo a 43 personas, imagina 43 países tomando una decisión. Después de dos semifinales para hacer criba de este enorme número de canciones, han quedado 25 en una final este próximo sábado en la que se batirán el cobre. No pienso hacer pronósticos, aquí cada cual va a su aire, las casas de apuestas, los llamados "eurofans", las encuestas de internet... Sólo voy a poner el vídeo de mi favorita. No ganará, estoy seguro, ni siquiera quedará bien, pero me gusta su ritmo. Que la disfruten...



Vídeo: Francia - Sébastien Tellier - Divine

miércoles, 21 de mayo de 2008

Catálogo de Arte Contemporáneo

Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.


El siglo XX se monta en un tranvía que resulta ser un tren supersónico. Arte y más arte, hasta aburrir, todo es arte: delicadas bailarinas haciendo sus ejercicios, campos de trigo sobrevolados por cuervos, máscaras, muchas máscaras, una sobre otra. Formas puras, racionales racionalistas se confunden con hierros retorcidos. De la figura se pasa a la forma, de la forma a la línea, de la línea al cubo y del cubo a la abstracción del firmamento. Manchas en paredes, botes de pintura agujereados por un concepto, el concepto buscado. Minoritario, ininteligible, se decoran paredes, salas enteras de venus cubistas. Mientras el gran crítico grita: Magnifique!, el gran público sale del edificio, moderno, modernista, actual o acristalado. Se graba en video y se expone en una sala decorada con neones, una y otra vez, interminable. Los serios popes surrealistas se sientan en los labios de Mae West a observar los labios de Marilyn. Instalaciones, happenings, vanguardismo, mucho ismo, todo el que sea posible. Todo está numerado, catalogado, serigrafiado, mínimo minimalista. Mecenas millonarios que buscan su lugar en el mundo en un trazo de Picasso abarrotan subastas estratosféricas, otro record, más girasoles, más arlequines. Nombres en letras gigantescas nos indican donde tenemos que mirar, que ver, que sentir y como salir... Nuevos medios, nuevas formas, fotografías de bellos niños exóticos, del drama, del momento. Sin título. La mujer que llora, playas tahitianas, cuadrados de colores, hiperreal, caótico, reflexivo, impresionante, deconstruido, expresivo. Murió Apolo y las Musas llevan cresta. Blanco sobre blanco y dentro, la palabra ARTE.

[Inspirado por el libro Arte del siglo XX (ed. Ingo F. Walther, 2005), estupendo regalo de cumpleaños.]

*Imagen: Marilyn Monroe (Andy Warhol, 1967)

domingo, 18 de mayo de 2008

Gattaca

Bienvenidos a Gattaca. Bienvenidos a una sociedad donde una sola gota de tu sangre puede determinar a qué edad morirás, con quien deberías casarte o qué trabajo deberías desempeñar porque es el más apropiado para tu constitución genética. Una sociedad donde una persona no genéticamente mejorada tiene muy pocas posibilidades de triunfar, o donde un diseño erróneo puede marcarte para toda la vida.



Bienvenido a Gattaca. Bienvenido al mundo del futuro. Contamos con una sociedad perfecta, genéticamente seleccionada, con magníficos ejemplares listos para ejercer las diferentes funciones del planeta. El porcentaje de error es proporcionalmente insignificante. Hombre y mujeres capaces de disfrutar una vida plena conforme a sus posibilidades genéticas. Nadie puede escapar del férreo control de Gattaca, todo planeado para conservar la paz y la seguridad de la población. Nuestros conciudadanos gozarán de una mayor tranquilidad sin el caos que produce la aleatoria y caprichosa Naturaleza. Como seres superiores, es nuestro deber controlar esa Naturaleza a través de los cauces de la razón y de la ciencia. No sólo que podamos alterar a la Madre Naturaleza, creo que ella lo quiere así. Creemos firmemente que personas con una perfecta genética pueden conformar con facilidad una sociedad perfecta. Saber con antelación a su nacimiento cuáles son las mejores características de cada individuo hacen posible una mejor planificación de su vida. Si alteramos alimentos, animales o plantas para una mejor optimización de los recursos, es nuestra obligación mejorar a los seres humanos con los medios técnicos más avanzados para mayor gloria de la Humanidad. No hay posibilidad de crítica a una verdad tan incontestable como la Genética. La Genética lo es todo.

Pero la Genética no lo es todo. No hay gen para el espíritu humano, es al menos lo que viene a decir Gattaca (Andrew Niccol, 1997). Y es cierto, la Naturaleza aborrece la perfección de un laboratorio, porque ella misma no es perfecta. Una sociedad de seres humanos genéticamente perfectos puede llegar a ser perfectamente imperfecta. Ya no existirán las discriminaciones que todos conocemos, sólo una única y más cruel discriminación, la genética, con una clase baja no-válida que realizará los trabajos inferiores y una élite que gobernarán los destinos del planeta. Como no es posible el control absoluto sobre las mentes de las personas, en Gattaca surgirá Vincent (Ethan Hawke), un hombre concebido naturalmente y al que los médicos le conminarán a resignarse a no cumplir su sueño de volar al espacio. Pero su enorme voluntad y esfuerzo le llevarán a conocer a Jerome (Jude Law), un "válido" amargado que el azar le ha obligado a estar atado a una silla de ruedas. Para entrar en la sociedad aeroespacial, Vincent precisa del material genético de Jerome, para sortear los numerosos controles y crearse una nueva identidad que le permita alcanzar su sueño: las estrellas. Todo parece perfecto hasta que asesinan brutalmente al director de Gattaca y la investigación policial encuentra restos de una persona que nunca hubiera podido entrar en dichas elitistas instalaciones.

Es un tema que da que pensar: la Genética como la peor de las eugenesias para el control de la población. Refleja cómo un avance puede convertirse en algo tremendamente injusto si no se actúa con precaución. Dado que los progresos espectaculares en la investigación del genoma humano han abierto un panorama nuevo, esta película incide en un futuro que puede que no sea tan lejano. ¿Es más perfecto el hombre que es perfecto en su ADN? ¿Dónde dejamos otros factores como el azar, el esfuerzo, la voluntad, la educación? No somos pura genética, es mi opinión, hay algo más, debe haberlo, llámalo alma, espíritu, energía o lo que quieras, pero es esto lo que diferencia con el tiempo a dos personas esencialmente iguales.


Vídeo musical con imágenes de la película: Télépopmusik - Into Everything.

jueves, 15 de mayo de 2008

Las cajas fuertes

El rufián que intentare descifrar el contenido de este mapa, pagará su osadía con la más terrible de las muertes.

Los Goonies
(Richard Donner, 1985)

Decimos muchas cosas a lo largo del día, nos ponemos serios y sacamos nuestra mejor voz grave, nos reímos, farfullamos en voz baja pero sobre todo decimos muchas cosas insignificantes. Alguna vez, estas palabras totalmente olvidables tienen un significado especial para alguien. Notas como tú abres la boca y el rostro de una persona cambia de expresión, piensas en rectificar pero por más que piensas no alcanzas a saber que has dicho para causar esa reacción. Y resulta que todos custodiamos en cámaras acorazadas nuestros secretos, pasiones inconfesables y otras íntimas alhajas. Y resulta también que una palabra inocente en un principio remueve el mecanismo de apertura. Es como si por casualidad acertaras un número de la combinación secreta, como si dieras a ciegas un paso en el mapa del tesoro. Escuchas el click del resorte pero no sabes como lo has hecho y cuando lo intentas reconstruir no lo consigues, ya es demasiado tarde. No quieres acceder a la caja fuerte, no es esa tu intención, pero desconcierta saber que está ahí, a un paso, medio abierta y sin saber como lo has hecho. Como estos artefactos de seguridad son tan sofisticados, pronto la situación se restablece, volviendo a su cerrada intimidad y parece que nada hubiese sucedido. Buscas, de nuevo, un atisbo, una pista en el dueño de la caja fuerte, como un jugador de póquer, analizando miradas y las cotejas con tus propias palabras, que a estas alturas te arrepientes de haber dicho. Incluso preguntas si pasa algo. Pero nada, la respuesta es un sonoro portazo. Y es lógico si lo piensas, yo también guardo algunas cosas que no me gustaría que me arrebatara el primero que consiguiera llevar a ellas. Lo mejor es olvidarlo, no estoy hecho para ser ladrón de cajas fuertes.

domingo, 11 de mayo de 2008

El Mayo de la libertad

Después de lo que hemos vivido durante este mes, ni el mundo, ni la vida volverán a ser como eran.

Daniel Cohn-Bendit (junio de 1968)

En la plaza de La Sorbona, los jóvenes se congregan todos los días. La asamblea revolucionaria corea sus consignas: la revolución es necesaria, la imaginación al poder. La utopía sobrevuela la plaza, tocando las cabezas de cada uno de los estudiantes: todo es posible. Los objetivos son infinitos, las reivindicaciones múltiples: necesitamos abolir el autoritarismo, el aburrimiento es contrarrevolucionario, dejen salir a los borregos de sus rediles, seamos realistas, pidamos lo imposible. La utopía se extiende como una mancha de aceite, la Universidad, las calles del Barrio Latino, las fábricas, los intelectuales, el país entero... Mientras en otro lugar de París, el viejo general mira cansado al cielo y se lamenta, esta Francia no es la misma que liberamos de la Guerra. Eso no lo puede evitar ni él, ni nadie. Las ansias de cambio llegan tarde para el general. Los estudiantes, los sindicatos, el Partido Comunista, los anarquistas van tomando la ciudad, las barricadas vuelven a asentarse en la vieja París. Las estructuras comienzan a crujir, no son posibles los parches, están podridas. La policía carga contra el sueño, pero nadie deja de soñar. Pueden detener a Dany el Rojo, a los 8 líderes estudiantiles, a los 30.000 de Nanterre, al pueblo entero pero el Arco del Triunfo es suyo, rojo, rojinegro o de cualquier color. La chispa ya está encendida. Saca del suelo los adoquines, lánzalos, defiende tus ideales, bajo ellos está la playa, ancha y extensa, buena para todos. Luego llegó el tiempo de la decepción, de las traiciones, del fracaso, pero hubo un Mayo de la libertad, en 1968, en que las personas gritaron y lucharon por el cambio.

Han pasado 40 años, los ideales se han olvidado, de aquel Mayo sólo queda la nostalgia y el recuerdo. Aún se discute sobre si fue un fracaso absoluto o nuestra sociedad es heredera del 68. ¿Todo sigue igual desde entonces? Claramente, no. Algunos problemas siguen sin solución hoy, otros han cambiado de lugar o de gravedad y han nacido nuevos. Pero lo más importante, ¿se ha perdido el espíritu de lucha? De vez en cuando resurgen destellos de lucha ciudadana, como contra la guerra, esa misma y cruel guerra que sigue azotando el mundo sea en Vietnam o en Iraq o contra las injusticias, contra las dictaduras que permiten que el pueblo muera de hambre, contra la represión, contra la violencia... Pero los engranajes están oxidados y verdaderamente cuesta moverlos. Aún quedan adoquines en la calles, suelo contra en que se estampa la sangre y las ilusiones de los inocentes, pero debemos pensar que la arena de playa también siguen intacta ahí abajo, lista para que la destapemos.

martes, 6 de mayo de 2008

El juego más agridulce

Si sólo hubiese una nota, no habría música. Si sólo hubiera un sabor, no habría satisfacción. Si se añade azúcar al vinagre, se alcanzará la armonía universal de lo agridulce.


A veces descubres por casualidad alguna canción de la que piensas: ¿cómo es posible que no la hubieras escuchado antes? Conectas inmediatamente. Te da curiosidad. Luego sigues indagando y encuentras un disco entero con el que te das cuenta de que esa música no es sólo la de una flauta soplada por un burro. Cierras los ojos y sonríes satisfecho, porque es lo que necesitabas en un determinado momento. Eso me ha ocurrido con el grupo Bitter:Sweet y su disco The mating game (2006). Muy alejados de lo que se suele escuchar proveniente de Estados Unidos, Bitter:Sweet suenan como a una caricia. Una voz femenina sensual, serena, que podría escuchar Tom Ripley en una terraza de Capri, con un cóctel en la mano o James Bond con el smoking blanco sentado frente a una de sus chicas. Hay en sus canciones mucho de bossanova, de jazz, de chanson, mucho de los 60 pero también de electrónica y de trip-hop. Son retro pero sin caer en el pastiche, sin ser ridículo. Son nostálgicos sin ser relamidos, suaves sin ser cursis y tremendamente evocadores. ¿Y no es evocar la función principal de la música? Ellos eligieron bien el nombre de su grupo, porque hacen música dulce pero con un punto amargo, no son del todo naíf, ni del todo descreídos, eso me gusta. Os dejo The mating game, la canción que me los descubrió. Espero que conectéis como yo con ella o al menos disfrutéis escuchándola.

sábado, 3 de mayo de 2008

Desde la ventana del tren

Y ahora, yo, la sola, la deseante en ti
esa mujer que mira en tu ventana y tu paisaje
vuelve hasta hacerle sombra


Me acomodo en el sillón sin más distracción que mirar por la ventana. El tren reanuda su marcha, pesada e infinita. Veo pasar montañas, una detrás de otra, en fila, tapizadas de verde. Rápidas, fugaces, como en una película, las imágenes de la ventana me hipnotizan. Árboles en sucesión, altos, bajos, arbustos, la tierra pelada, todos acompañan al tren sólo un segundo, se marchan rápido. Veloces fotografías de una vaca solitaria, de un hombre en bicicleta, de la carretera que corre paralela a la vía. La vida pasa sin detenerse como en la ventana del tren. Las nubes desaparecen por el marco de la ventana, como si no hubieran nunca estado encuadradas. El viento arremolina la hierba, que celebra danzando el paso del tren. Cierro los ojos un segundo y los vuelvo a abrir y una nueva vista aparece, precipitada y volátil. No se puede parar. Dura un instante y se desvanece. El mundo viaja tan rápido como el paisaje desde el tren mientras yo espero sentado una nueva sorpresa. De repente, el altavoz lo indica y éste frena su monótono traqueteo. La incesante retahíla de imágenes se convierte en una foto fija. No es el campo el que se mueve, ni la hierba, ni las piedras, yo soy quien se mueve, deprisa, a trompicones, sentado en un tren, en la barra de un bar o en el salón de mi casa. Constantemente en movimiento, sin posibilidad de respiro, tan acelerado a veces que mi propia inercia me hace creer que todo gira al compás que le marco. Pero no es así, como en la ventana del tren, es una pura ilusión. Los surcos, los ríos, la noche o el sol permanecen quietos, tanto, que la velocidad me impide apreciarlo.