jueves, 13 de junio de 2013

C’est fini

Sobre la extensión de la arena, de repente algo grita que Capri c'est fini. Que ERA LA CIUDAD DE NUESTRO PRIMER AMOR pero ahora ha terminado. TERMINADO.
Que terrible resulta de repente. Terrible. Cada vez dan ganas de llorar, de huir, de morir, porque Capri ha seguido la rotación de la tierra hacia el olvido del amor.

Yann Andréa Steiner (Marguerite Duras, 1992)

Gruta-azul-de-la-isla-de-Capri-Italia

Capri se acabó y con él sucumbió todo un mundo que, a retazos, vienen de vez en cuando a mi memoria. En esos momentos, como un arqueólogo submarino, buceo entre palabras que en algún instante escribí y que se guardan bajo el mar, mohosas y olvidadas. Allí, los contornos se redondean, las caras se desdibujan, los detalles desaparecen. En ocasiones saco algo a la superficie, lo restauro y lo dejo en una vitrina a dormir el sueño de los justos. Así, vuelve a tener una vida, nostálgica y contemplativa, aunque no sirva para nada más. La memoria tiene el don infinito del olvido, dejando imágenes y recuerdos extraños, que fueron vívidos en un momento y va desvaneciéndose como la luz del mediodía, cuyo esplendor va decreciendo hasta el ocaso.

Y este es el fin de algo que comenzó con vocación de FINAL. He querido dejarlo morir silenciosamente aunque sabía que merecía un final. No obstante, sólo es el punto y seguido de un viaje de búsqueda personal. Capri se acabó, sin duda, pero la vida tiene la ventaja sobre la nostalgia de que no te permite parar a pensar. Nunca he sido bueno en las despedidas. A lo mejor, reflexiono demasiado y me es imposible improvisar lo que quiero decir cuando se me agolpan las ideas. Por eso no me extenderé. Sólo una cosa más: muchas gracias a  todos lo que se pasaron por aquí, curiosearon, leyeron y comentaron, ellos me enriquecieron más que lo que pude hacerlo yo. Hoy sigo bien, la vida no me da tregua, trabajo, escribo, leo, pienso, como de costumbre. Quizás un día vuelva y siga alimentando un rincón como Capri, nunca se sabe. La luz al final de la Gruta Azul siempre está encendida.

7 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

¡Capri, qué alegría volver a leerte de nuevo! Aunque este post suene a despedida es maravilloso que de vez en cuando aparezcas como el Guadiana... :) Muchos besotes, M.

brokemac dijo...

Mohosas no sé, olvidadas sé que no...
Permite que te diga algo:
Escribes de una forma tan clara, tan casi transparente, tan sabia, tan respetuosa y tan agradable, y se aprende tanto del corazón y de la vida al leerte, que es imposible olvidar lo escrito en las paredes de la gruta azul.

Gracias por esos paseos que, tantas veces en silencio, nos permitieron conectar con la belleza y el sentimiento.

Feliz viaje... vayas donde vayas.

Anónimo dijo...

Dieci-siete del seis, XX(xiii)

Hola... no recuerdo leeerte antes y si me permites es un buen comienzo escribir con la hipnosis de "otros academicos y por supuesto... "huellas que nos arrastran a "catacumbas como "tu gruta azul... nos entierran y perjudicialmente nos hunden cuando comenzamos con CAPRI se ACABO... ya que es como DECIR ADIOS a lo que COMENZO... Pues NA!! Buena Suerte!!

Lula Fortune dijo...

Gracias...

Justo dijo...

El tiempo no es lineal, y aunque Capri en teoría se acabara, está impreso en nosotros, llevamos tu huella, amigo..

Me alegro mucho, por otro lado, de sentirte sereno y realizado.

¡Un abrazo!

Uno dijo...

Si, dos años reflexionando la despedida es un poco excesivo. Es igual, es bueno saber que el final no fué "Morir de amor". Me alegro de leerte de nuevo aunque sea por última vez.
Un abrazo

Capri c'est fini dijo...

*A TODOS, gracias!!!!! Os tenía abandonados. Se alinean de nuevo los elementos, o eso creo! Muchos besos y abrazos.