miércoles, 12 de agosto de 2009

Todas las playas de mi vida

Los días pueden ser iguales para un reloj, pero no para un hombre.

No sé como nadie aquí puede trabajar o estudiar, ni siquiera concentrarse. Yo no podría — me dijo socarronamente, untándose crema solar. Era un comentario muy habitual de la gente que vivía en el interior y que venía a la costa únicamente de vacaciones. Se tumbó en la toalla y empezó a contarme las novedades de su vida desde la última vez que nos habíamos visto. Al principio le seguía, pero cuando yo también me tumbé, dejé de hacerlo. Y mi cabeza empezó a recordar todas las playas en las que había sido feliz. Ésta misma, en pleno verano, con la arena ardiendo bajo mis pies, llena de sombrillas los fines de semana. Ésta, con el sol dominador abrasando los inútiles cuerpos. Echado en una tumbona o en una toalla, buscando sombra, o refrescándome en la orilla con la espuma del mar recorriendo mis muslos. Aquella en la que, de niño, buscaba conchas para guardar en un cubo. La playa de los castillos, de las cometas y los chapuzones. Ésta y otras playas al atardecer, cuando empieza a enfriarse, cuando la gente se marcha ordenadamente y las gaviotas vuelan bajo. Descalzo por la arena fría de la noche, cuando se vuelve misteriosa, con el rumor de las olas lamiendo mis orejas. Y no sólo en verano, también en la triste playa del invierno, brumosa y caminada. O en la primaveral que despierta a los rayos solares. Una sola playa bastaba, aunque sean mil en una, para hacerme feliz entonces. Hoy, la vida me entretiene demasiado para serlo. Pero aquel día, mientras yo asentía mecánicamente a mi amigo, volví a ser feliz. En la playa.


19 comentarios:

Anónimo dijo...

SI es que tienen algo especial. para mí no hay nada mejor que una playa, en invierno o verano... tiene ese algo que me hace sentir bien porque sí.

Juan Luis G. dijo...

Una playa, una montaña, un bosque, un río... hay tantos regalos que nos da la naturaleza.

Le poinçonneur dijo...

Conforme crecemos, las playas van alejándose. Yo ahora jamás voy, cuando de adolescente era impensable que, en verano, pasara tres días sin remojarme.

molano dijo...

Para mi la felicidad fué eso: estar desnudo en una playa.
Ahora es mas complicado.

Arezbra dijo...

Extraña costumbre la mía...respirar el mar antes de metérmelo en los ojos de golpe cuando voy a llorar o a reír en mi playa.
Qué afortunados los que hemos sido dichosos e infelices en playas del sur, en las playas de todas nuestras vidas, de todas las que nos ha tocado vivir.

Capri c'est fini dijo...

*Lúcida, tienen algo especial. Por algo son el símbolo del verano por excelencia, pero como quería transmitir, son algo más que verano. Cambian con el paso de las estaciones y de nuestra forma de mirarlas. Un beso.

*Juan Luis, sería de tonto negar las maravillas de la naturaleza, lo malo de nuestra época es que cada vez el cemento gana más la partida. Un abrazo.

*Poinçonneur, yo también estoy de acuerdo. Luego, si tienes hijos, se vuelven a redescubrir de otra manera. Yo de adolescente también iba a diario a la playa, en mi cutre-vespino, más feliz que nadie. Un abrazo.

*Molano, la vida nos tiene entretenidos para no ser felices. Es uno de los gajes de la madurez...

*Arezbra, somos afortunados los del sur de gozar todo el año de la playa y ver sus continuos cambios. Y de poder consultar con ella siempre que lo necesitemos. No puedo decir que son las mejores playas del mundo, porque no las conozco todas, pero sí que son grandes. Un abrazo.

panterablanca dijo...

Yo soy de interior y no he ido a muchas playas, sin embargo, soy más de playa que de montaña. Me encanta el mar y la playa. REcuerdo especialmente tres.
La de Castelldefels, donde a los cuatro años me cogió una insolación que casi no lo cuento. Me salieron unas llagas encima de los pies que se me veían los huesos.
La de Sitges a los dieciocho. El primer verano que me sentí absolutamente libre.
Y una playa nudista a la que voy ahora, y no diré donde ;-)))), pero es preciosa.
Besos selváticos.

Francisco Méndez S. dijo...

Playa, montaña o lago río sirven para descansar, peo prefiero la playa, ese mar inmenso, ese aire el olor salino, me llevan a mi infancia, en las playas del sur de Chile, y aunque de aguas muy heladas (unos 12°C) podía pasar horas bañándome.

Saludos

El Deme dijo...

Una playa es un sitio diferente según vayas por la mañana o por la tarde, en invierno o en verano, con gente o vacía. Hay que saber buscar el momento (de ánimo de cada uno).

Merche Pallarés dijo...

Preciosa tu descripción de las playas en las diferentes estaciones del año. A mi, particularmente, me gusta en la primavera y el otoño. Además si está vacía. En verano ni la piso. Besotes, M.

Paco Becerro dijo...

La playa es un buen lugar para tomar decisiones, reflexionar...

Espero tener playa cerca en unos pocos años, transladarme a vivir junto al mar, la mar...

Santy Trombone dijo...

Los que hemos crecido con el mar a nuestro lado, sabemos que es muy difícil desvincularnos de él... antes me gustaba mucho en verano, conforme me voy haciendo mayor creo que lo prefiero en invierno...

Capri c'est fini dijo...

*Pantera, ¿ves? Recuerdas perfectamente esas playas por cuestiones diferentes y porque supusieron algo en momentos distintos. Pero al final, todas son la misma playa. Aunque me gustaría saber donde te tuestas al sol desnudita... para llamar a los paparazzis. Un beso.

*Ulysses, es curioso como la playa es patria de nuestra infancia, y siempre la recordamos asociados a ella. Lo cierto es que es el mejor sitio para un niño, con pocos peligros y un campo amplio para jugar sin molestar. Un abrazo.

*Deme, es uno de los encantos de la playa, que cambia mucho de aspecto y de función según la hora y la estación. Muchas playas en la misma y todas sirven para cosas diferentes. Qué grandeza!!!

*Merche, yo reconozco que cada vez huyo más de ella en verano, si hay mucha gente, pero en otro momento de mi vida, me gustaba así, atestada... Ya ves, las playas cambian y nosotros también. En invierno cuando está llorosa la playa es espectacular. Un beso.

*Futuro, pues sí, es un gran sitio para pensar... cuantas horas habré yo pasado en la playa tumbado y pensando... Los que somos de costa, enseguida echamos de menos el mar cuando vamos al interior. A Madrid es lo único que le falta... Un abrazo.

*Calamarin, es curioso que cuando vivimos en la costa, el mar está ahí como parte del panorama y no es hasta que nos adentramos al interior cuando se echa de menos. Yo, cada vez que volvía a Cádiz, estaba deseando ver la bahía y oler ese mar vivo. Un abrazo.

Justo dijo...

Intenta ser feliz de nuevo en la playa...

Yo las adoro. Lo que ocurre es que aunque me crié en Málaga llevo mucho tiempo viviendo tierra adentro, y entonces sólo las puedo frecuentar en agosto, por lo que no me puedo permitir desdeñarlas en este mes... y tampoco quiero.

Una entrada preciosa..

Capri c'est fini dijo...

*Justo, se intenta, se intenta... el del post fue feliz por un momento recordando su felicidad pasada. No es mucho, pero es algo. No desdeñes las playas, no lo merecen, y en agosto menos... Un abrazo. Disfruta.

Anónimo dijo...

Hay muchas playas en las que fui feliz: en la que nos quedamos "encerradas", en la que no supe subir las cuestas, en la que nos invitaron a pollo (jajajjajajajajajajajajajajaja), etc...

Hay muchas playas y el año que viene, habrá muchas más. Este año ya se han acabado para mi (aunque mi jornada playera empezará mucho antes).

Muchos besos

Capri c'est fini dijo...

Lo sé, Anónimo, en muchas de esas playas felices hemos estados los dos. No te preocupes porque la temporada de playa 2009 se haya terminado, la de 2010 será estupenda, estoy seguro.

Muchos besos.

Adrián Mariscal dijo...

No soy un gran fanático de las playas. Podría confesar que he llegado a pensar en más de alguna ocasión que las detesto, algunas malas experiencias en playas hablan por mí, pero leyendo "todas las playas de mi vida" se me antoja reconciliarme con ellas.

Algo de demagogia tienes al escribir =D

Capri c'est fini dijo...

*Adrián, lo de las playas, como casi todo es cuestión de gustos y la experiencia (mala en tu caso), nos condiciona.
¿Crees que soy demagógico? Pues no sé, no intento convencer a nadie, no me gano nada con esto... así que no sé donde está la demagogia.

Un abrazo.