lunes, 21 de septiembre de 2009

La Garbo

Nadie aprende, nadie aspira, nadie enseña a soportar la soledad.


No llevaba ni dos días trabajando de camarero en el café cuando un compañero me dijo que atendiera a la Garbo. Señaló con desgana a la mesa del fondo donde se sentaba una pequeña anciana con un cigarrillo. Cuando me acerqué, ella, sin mirarme a los ojos, me pidió: Lo de siempre, chico. Como no me quería equivocar, me aseguré en la barra que es lo que era lo que siempre pedía la Garbo. Café solo en vaso largo con un chorrito de cointreau, coronado con nata y espolvoreado con canela. Siempre lo mismo, cada dos días. ¿Por qué la Garbo? se me ocurrió preguntar en algún momento. Ni el que llevaba más tiempo lo sabía, ya venía con el local, chaval, se rió. Puntual como un reloj, La Garbo ocupaba la misma mesa cada dos tardes salvo los fines de semana. Siempre al fondo, siempre callada, mirando por el ventanal distraída. Su largo pitillo se consumía paciente en sus dedos, dándole a la Garbo una figura verdaderamente aristocrática. Desde aquel día, yo me encargaba de atenderla. Me fascinaba observarla, e incluso refunfuñaba cuando otros clientes me molestaban con insulsos pedidos. Apenas pude sacarle unas pocas palabras. No quería hablar. Pronunciaba un perfecto castellano, alargando las sílabas finales. Vestía clásica pero elegante, un tanto raída, como venida a menos, lo que le confería un aire de otro tiempo. La Garbo podía ser igualmente marquesa, esposa de embajador, actriz de cine o escritora, siempre me lo pregunté y nunca lo supe.
Cuando me despidieron, aún regresé algunas tardes con la excusa de visitar a los compañeros, sólo para volver a deleitarme con la Garbo. Aunque inevitablemente, me fui olvidando de ella y de su solitaria figura. Un día, por casualidad, me encontré a un camarero del café. ¿Sabes qué? Se murió la Garbo. Vivía sola, la pobre. Vinieron unos familiares lejanos a preguntar si debía algo. Lo siento, sé que te gustaba esa vieja. Sonreí para disimular. Pensé todo el día en ella. Y cuando volví a casa, me preparé en su honor lo que siempre tomaba. El cointreau lo sustituí por lágrimas.

21 comentarios:

Joaquín Campos dijo...

JODER... QUE BONITO.
ME HE QUEDADO CON LAS GANAS DE CONOCER A TU GARBO.
SALUD.

Merche Pallarés dijo...

Qué tierno... Bella historia. Besotes, M.

dvd dijo...

Lo que habría(mos) dado por ser camareros de la Garbo, o de Lubitsch incluso... Con lo poco que me ha gustado a mí ponerme de ese lado de la barra.
Qué buen relato, coño...

brokemac dijo...

Ya te dije, siempre te leo...
pero ¡joder! cosas así me desbaratan. Es...
es precioso! Es justo el sentimiento que recrea el misterio sólo por detenerte. Es... un regalo.
Gracias!

Anónimo dijo...

Qué historia... yo también me quedé con las ganas de conocer más a La Garbo.

Paco Becerro dijo...

Impresionante relato. A mi no se me han saltado las lágrimas, pero sí me ha emocoionado...

Muy bueno.

CRISTINA dijo...

Como siempre,Capri, un gran relato. Precioso. Directo al corazón.

Santy Trombone dijo...

realmente bonito... yo si me he emocionado (soy de lagrima fácil)

molano dijo...

A poco que me conozcas, a estas alturas, sabrás que me has emocionado. Qué bien medido, que bien contado. Qué bien.

Uno dijo...

Precioso relato, sugerente foto. Supuse cuando vine aquí por primera vez que me ibas a dar muchas alegrías pero no que me harías llorar.

Vivian dijo...

Precioso texto, destila ternura y sensibilidad, en el cariño con el que el camarero la recuerda, en la dignidad con la que dotaste al personaje, en cada una de tus palabras… Precioso y emotivo…
La foto, sencillamente genial, hasta rodeada de estrellas está la Garbo…
Una entrada redonda, me encantó, felicidades, la cita también me gustó, pero esta vez, lo que más me gustó fue tu texto.

Un beso

Abogada Soltera dijo...

Siempre me dejas blandita... quiero que me miren así y algún día pidan café con leche y siempre con dos sobres de sacarina

Capri c'est fini dijo...

*Groucho, sí, dan ganas de saber más de esta mujer... me alegro de que te haya gustado.

*Merche, gracias. Uno sabe ponerse tierno de vez en cuando... jejeje Un beso.

*DVD, lo de la Garbo estaba puesto con más guasa que admiración. Pero también hubiera dado lo que fuera por ser su camarero. Un abrazo.

*Brokemac??? Si me has dicho que siempre me lees... sólo puedes ser...jajaja soy fatal para las adivinanzas. La historia es para desbaratar, cierto. Me alegro de que te parezca un regalo. Un beso.

*Lúcida, es de esos personajes que pasan desapercibidos para la mayoría pero que guardan un tesoro. Un beso.

*Futuro bloguero, este no es un blog de lágrimas pero sí de emociones. Misión cumplida!

*Cristina, muchas gracias. Ya no sé ni que decir...

*Calamarin, jo, lágrimas no, eh? que a quien me vais a hacer llorar es a mí. Un abrazo.

*Molano, muchas gracias. Cuantas palabras de cariño... gracias, en serio.

*Uno, no más lágrimas... celebro que te haya gustado y que quieras volver siempre, pero dejad de llorar. Un abrazo.

*Vivian, siempre tan cariñosa, gracias. Me gustó mucho la foto, iba buscando una cosa muy específica y me topé con esta y no me pude resistir, porque es muy buena foto. Incluso el detalle de las estrellas me gusta. Un beso.

*Abogada, blandita a ti? toda una abogada soltera y pasional... jajaja veo que tienes tu corazoncito. Seguro que ya te miran de esa manera junto a un café. Un beso.

desconvencida dijo...

Qué bonita historia, M... siempre me han gustado las historias sobre solitarios, escritas por gente que se fija en ellos, me recuerda a la canción "Eleanor Rigby"... Look at all the lonely pleople!

PATSY SCOTT dijo...

Qué bien contado, qué historia, qué ternura...
¿Alguno de nosotros acabará convertido en personaje enigmático para los demás? De ser así, yo me pido la Garbo.

Justo dijo...

¿Queda algo por decir?

A mí me ha emocionado tb mucho, pero eso ya lo han dicho todos, arggghh.

(Una curiosidad, me encanta que muchas veces coinciden Molano y Uno comentando a pares, primero el uno y después el otro o primero el otro y después el uno, y como los dos son buenos comentaristas, pues es un gustazo para el que los acoge..)

¡Besos!

Capri c'est fini dijo...

*Desconvencida, pues mira que yo siempre he pensado que las buenas historias están donde la mayoría de la gente no se fija. Eleanor Rigby sería una bonita banda sonora para la Garbo. Un beso.

*Patsy, gracias. No me gustaría que nadie se convirtiera en la Garbo, porque arrastra sobre sus espaldas mucha tristeza y olvido y eso nadie se lo merece. Un beso.

*Justo, no sirvo para tantos elogios, los agradezco, pero enseguida se me suben los colores. Así que mejor callar...
(Yo también me he dado cuenta de esa coincidencia, y estoy encantado con mis lectores-comentaristas. Qué bueno son!!!!) Un abrazo.

Javier dijo...

Sensibilidad a manos llenas y un montón de historias en unas pocas palabras que destilan todas las ilusiones y desengaños de esta vida.

Capri c'est fini dijo...

*Pe-jota, eso que has escrito es demasiado... no me reconozco, pero muchas gracias. Me siento apabullado con tantas palabras bonitas.

Un abrazo.

troyana dijo...

MUy bonito y bien escrito,si señor,una curiosidad:¿por qué la Garbo??
Bsetes

Capri c'est fini dijo...

*Troyana, pues no sé, ya estaba allí cuando la conocí... venía con el local, jejeje... Me alegro de que te haya gustado. Un beso.