viernes, 4 de septiembre de 2009

Mentiras y más mentiras

De vez en cuando di la verdad para que te crean cuando mientes.

Jules Renard

No podía dormir. Daba vueltas a la cama sin conseguirlo. Su marido masculló que qué carajo le pasaba y ella, por no molestar más, le dijo que nada. Pero se encontraba inquieta por algo que le había sucedido por la tarde. Una nimiedad, en realidad, en cualquier otro momento le hubiera dado lo mismo, pero esta vez, sin saber porqué, le había afectado.
Hoy, como de costumbre, tomaba algo con sus amigas en una cafetería del centro. En plena cháchara intrascendente, vio que el hombre que estaba en la mesa de enfrente era un antiguo compañero de instituto. No eran íntimos, pero se pasó todo el último curso sentado a su lado en clase, era simpático y se llevaban bien. Sin embargo, el recuerdo de aquel chaval difería tanto de ese hombre que no sabía con seguridad si era él o no. Le observó furtivamente. La mirada perdida hacia la calle, dos coñacs casi seguidos, un jersey raído sobre una incipiente barriga, barba descuidada, olor a soledad. El digno retrato del fracaso. Decidió hacerse la tonta y no saludar. Pero cuando ya salían, él la paró.

-Hola, Lucía, ¿te acuerdas de mí? Soy Miguel, del instituto.
-Claro, Miguel, cuanto tiempo, no te había visto. ¿Cómo te va la vida?

No le interesaba lo más mínimo saberlo, pero la mentira cortés se impone en estos casos. Miguel empezó a contarle un rosario de calamidades que culminaron con la muerte de su mujer hacía pocos meses. Lucía escuchaba con una sonrisa congelada y asentía hipócritamente a pesar de que era un hombre que pedía ayuda a gritos. Quizá sólo necesita que lo escuchen, parece muy solo, pensó, sin embargo, cuando le tocó su turno, Lucía lo ventiló rápido, con generalidades. Todos bien, gracias a Dios. Me casé, tengo una niña. Lacónica y cortante, evitaba que el encuentro se alargara más de la cuenta. Y cuando él le preguntó si iba mucho por ahí, ella mintió descaradamente. Para evitar un silencio incómodo, volvió a mentir diciendo que tenía prisa. Miguel se despidió sinceramente con un "Me alegro de haberte visto" y Lucía respondió "Igualmente". Nunca dos frases que significaran lo mismo fueron tan opuestas.

23 comentarios:

Paco Guerrero dijo...

una palabra a tiempo,un amigo,colores nuevos en dias oscuros,la vida.
un abrazo

Abogada Soltera dijo...

Vaya, no sé por qué no se guardó mi super comentario (super por su extensión) pero venía a decir:
- no hay falsedad cuando ambos saben qué quiere decir el uno y el otro.
- Un "a ver cuándo quedamos" todos sabemos qué significa.
- Ella no obró mal, fue sincera nmo implicándose.
- ÉL debe de tener amigos q le conocen y conocen sus circunstancias. Ella no era su amiga... ¿qué tipo de apoyo podía esperara de ella?

Aunq yo no hubiera obrado así...
En fin... me voy a la cuna.
MUAS

Merche Pallarés dijo...

Estoy segura de que si ella le hubiera visto a Miguel, guapo, elegante y lustroso, se le hubiera acercado y hubiesen estado de cháchara durante horas... pero poca gente tiene la paciencia de escuchar al que verdaderamente lo necesita. Sí, somos MUY hipócritas. Besotes, M.

Capri c'est fini dijo...

*Paco, la vida, c'est la vie, cruda y real y palabras que significan mucho fuera de lo que aparentan. Un abrazo.

*Abogada, hummmm, unas cuantas salvedades:
-No hay falsedad cuando ambos saben lo que el otro dice, pero ¿estás segura de que este es uno de esos casos?
-Lo mejor para el "A ver cuando quedamos" es poner día y hora.
-No fue sincera, veía que él pedía ayuda, no gran cosa, quizá sólo charlar porque nadie le iba a solucionar la papeleta, pero seguramente ella no tenía ganas de escuchar más penas.
Besos.

*Merche, estoy de acuerdo contigo. Es fácil escuchar al que tiene una vida próspera y rica... pero hacerlo con un pobre desgraciado es una prueba que mucha gente no pasa. Si ella sabía que él buscaba ayuda, porque era obvio, ¿por qué no se la prestó? Simplemente porque no le dio la gana. Un beso.

molano dijo...

Un día mi secretaria entra a mi despacho y me dice:
- Fulanito de Tal pregunta por ti. Dice que es amigo tuyo.
-¿Y por qué vienes a contármelo en vez de avisarme por el teléfono?
-Es que...tiene una pinta muy rara y se comporta de modo extraño.
Salí con ella a la recepción y mi amigo, que lo había sido hacía mucho tiempo, había desaparecido.
Y con él, seguramente, un montón de problemas. ¿Quién los quiere?

Uno dijo...

Comprendo que se sintiera incómoda. Pero también hay que entender que, sencillamente, hay días que uno no tiene el ---- pa´ ruidos.
(---- por el horario infantil)

Javier dijo...

Retratando el día a día.

Santy Trombone dijo...

Durante el año 2007 tuve un blog que se llamaba "Las Mentiras e Calamarin" (ya no existe) En el lateral derecho se podía leer..."De vez en cuando di la verdad para que te crean cuando mientes"... me ha hecho una especial ilusión encontrarme ce nuevo con esta frase...

Anónimo dijo...

Cuando la conciencia no nos deja dormir es que algo gordo anda por ahí. A veces nos cuesta escuchar.

CRISTINA dijo...

La gente huye de los problemas, de las tristezas y tragedias de los demás.
Es como si a ellos no les pudiese tocar nada...

Paco Merlo Ansin dijo...

Hola, he estado de vacaciones con mi familia, ha habido muchos excesos, algunas cosas hasta dicen que son pecado, aunque yo no lo creo. Pero ya he vuelto y he dejado algunas fotos más de regalo en mi blog, asin que si te gustan las puedes coger si quieres para tu blog, sin pedírmelas ni nada, que son gratis y asín las ve más gente.
Saludos!

Adrián Mariscal dijo...

jajaja, ya me había puesto a reflexionar en esa cuestión, pero jamás de una manera tan literaria. Un abrazo Capri!

PATSY SCOTT dijo...

No se me ocurre más que pensar que la vida es muy puñetera.
Es como si el fracaso fuese contagioso - nadie quiere acercarse siquiera.
Yo no puedo evitar meterme en la piel del otro y aunque sea por no hacerle un feo, darle algo de charla. Muchos problemas me ha traído eso, por cierto.

panterablanca dijo...

Ella no hizo bien, y lo sabía,luego tenía remordimientos, por eso no podía dormir.
Besos selváticos.

Capri c'est fini dijo...

*Molano, un montón de problemas siempre vienen con una visita inesperada. Nadie los quiere, porque nadie quiere tener problemas. Es lógico, no pasa nada por ello. Pero al menos hay que tener la sangre fría de rechazarlos frontalmente y no a base de mentiras. Un abrazo.

*Uno, se comprende, se comprende. Nadie podría condenar a esta mujer del relato, porque todos hemos evitado determinados "problemas" como ella en nuestra vida. Pero comprensible y todo, sigue siendo egoísta. Un abrazo.

*Pe-jota, sí, al menos se intenta. Un abrazo.

*Calamarín, es que es una frase muy buena... la importancia de las mentiras tan "socialmente aceptables" y que sirven como complemento de la verdad. ¿Qué fue de ese blog? ¿Por qué lo cerraste? Un abrazo.

*Lúcida, no deja dormir porque en el fondo se reconoce que se hizo mal... la conciencia es implacable. Un beso.

*Cristina, se huye como de la peste. Como si las desgracias fueran algo contagioso. Nadie quiere escuchar penas, nadie quiere ayudar aunque sea por el tiempo que escuchas. Pero las tristezas nos siguen persiguiendo por más que las evitemos. Un beso.

*Muy bien, Paco, lo tendré en cuenta. Gracias por el aviso. Saludos.

*Adrián, bueno, es una manera de ver la realidad. Espero que literaria o no, todos pensemos un poquito. Un abrazo.

*Patsy, implicarse causa problemas, todos lo sabemos. Pero no hacerlo a la larga nos va convirtiendo en peores personas. Es cuestión de decidir qué se prefiere. Además esa idea generalizada de la desgracia contagiosa es una superstición infantil y egoísta, pero real como la vida. Un beso.

*Pantera, al menos tuvo remordimientos... eso significa que no dejó de ser del todo humana. Hay gente en que en la misma situación dormiría a pierna suelta y jamás se plantearían nada. Un beso.

Vivian dijo...

Creo que hay una delgada línea que separa la mentira piadosa de la hipocresía, y más que con la mentira en sí, tiene que ver con los sentimientos que la envuelven.

No sabes que pena me dio el pobre hombre, me daban ganas de entrar en el texto aunque sólo fuera para sentarme con él a tomar un café para escucharle. Se aprende mucho si sabes escuchar, al menos yo he aprendido mucho gracias a eso.

La imagen que elegiste esta vez, me da yuyu :)

Un beso

Capri c'est fini dijo...

*Vivian, una delgada línea no, una gran zanja... puede que Lucía usara la mentira piadosa al comienzo, pero luego pasó a la hipocresía pura y dura. Y la imagen, me alegro de que te haya dado yuyu, es como la mentira: una detrás de otra.
Yo también soy gran partidario de escuchar...

Un beso.

Ernesto dijo...

A veces no comento porque no me veo con la capacidad para hacerlo. Ni siquiera sé si estropearían la visión que tú quieres darle al texto.

Me gusta leerte amigo Capri, me transmites serenidad.

Justo dijo...

A mí esta vez no me has transmitido serenidad, sino inquietud...

(Ah, las apariencias, la impostura, la hipocresía, el fingimiento, siempre se te han dado muy bien esos temas)

Con la frase de cabecera me he acordado de Los 400 golpes de Truffaut -la vi el otro día por primera vez-, la parte final en que el niño es entrevistado por una psicóloga y habla como una persona mayor, como si fuera un político, sobre la mentira, Ouii, je ments de temps en temps..

¡Un abrazo!

Capri c'est fini dijo...

*Arguifonte, muchas gracias, no tengas problemas. Escribe y comenta si te apetece y pero nunca digas que vas a estropear nada aquí, ni que no tienes capacidad para comentar. Sabes que eso no es verdad. Un abrazo.

*Justo, lo cierto es que una situación así inquieta. Y me has calado, me parecen muy interesantes las apariencias, lo que es y no se dice, las máscaras... Qué bueno Los 400 golpes, verdad? Un abrazo.

troyana dijo...

Capri,
me temo que lo que cuentas es mucho más habitual de lo que pensamos,a ver quíen tira la primera piedra,que tod@s,no sólo la mujer del cuento,ha actuado así en alguna ocasión.
bss

El Deme dijo...

Siempre hay gente que no te apatece nada ver y te la encuentras cara a cara. Entonces, ¿qué decir?

Capri c'est fini dijo...

*Troyana, es una historia cotidiana, nadie dijo lo contrario. De esto estoy seguro, que ocurre mucho, mucho. Sólo lo pongo sobre la mesa para que nos haga pensar a todos, ya que todos nos hemos visto en una situación similar en algún momento. Un beso.

*Deme, pero esta historia no es eso exactamente. No se puede reivindicar que siempre queramos hablar con todos los que nos encontramos. En este texto, quería contar una historia en la que alguien es consciente de que no presta una ayuda (apenas hablar) a una persona que la necesita. Y todo a base de mentiras "piadosas" o de cortesía... Un abrazo.