viernes, 29 de abril de 2011

Interiores

Es una ironía; a pesar de que yo estoy preocupada por ti y tú me correspondes con desdén, me siento culpable. Creo que tú eres demasiado perfecta para vivir en este mundo. Todas esas habitaciones tan exquisitamente amuebladas, esos interiores tan cuidadosamente diseñados, todo tan controlado… No había lugar en ellos para los sentimientos humanos. No, no lo había.

Interiores (Woody Allen, 1978)

essentiallywoody2

Joey miraba el jarrón blanco de cerámica porosa que su madre le colocó en el aparador del salón. Pensó que era una imposición de su madre.

Una vez completada la decoración de la casa familiar, se había dedicado a comprar pequeños detalles para mejorar mi casa. Era un jarrón sencillo, quizá para poner margaritas. Según me dijo mamá, ninguna otra flor debía cubrir la belleza serena de la cerámica, ni las formas simples que tenía. Pero, bajo esa apariencia, sobre la madera, presidiendo el salón, se escondía el mandato firme de una madre, una mujer inteligente, dotada, culta y que quería lo mejor para sus hijas. Todo belleza, pero con un interior oscuro y autoritario, como el que había si mirabas por la boca del jarrón. Al igual que éste, mi madre podría lucir margaritas prendidas en su trenza, pero seguiría siendo mi madre, todopoderosa madre. Más allá del poder maternal de cualquier madre, la mía usaba mecanismos suaves, diplomacia blanda, buenas palabras y educación, pero imposición al fin y al cabo. No me molestaba realmente el jarrón, era bello. Mi madre tenía buen gusto. Si lo retiraba y lo colocara en otro lugar, sería lo primero que mamá observaría al entrar: “Hija, ¿dónde está el jarrón? Quedaba tan bien ahí… que es una pena que lo hayas quitado. Daba tanto juego con los muebles…” Y yo, por no escuchar nada más, lo volvería a poner en su sitio, con rabia, con un gesto frustrado de derrota por el indignante mando de quien me dio a luz.

En Interiores (1978), Woody Allen unifica dos de sus temas preferidos en su filmografía: psicoanálisis y Bergman. Más que nunca, esta película es un enorme homenaje construido en torno al gran cineasta sueco. No voy a incidir en las diferencias entre Ingmar Bergman y Woody Allen, porque son evidentes y este blog no pretende ser una enciclopedia. Pero es claro que en Interiores existe una admiración que sublima toda la película. Actores, diálogos, ambientación, todo es tan bergmaniano, aunque siempre pasado por el tamiz del director neoyorkino, lleno de ironía y situaciones inverosímiles. Una madre castrante y controladora a la que su marido, padre de la familia, decide abandonar después de muchos años de matrimonio. Tres hijas totalmente diferentes en su manera de ver el mundo, pero que tienen la característica común de la inconveniencia de esta separación. Y mucha intelectualidad y referencia a filósofos y escritores hasta en las conversaciones más triviales y caseras. El punto de normalidad lo pone la nueva novia del padre, Pearl, una divorciada madura, que llega a la familia como un terremoto. Los momentos culmen se producen en la boda del padre y Pearl. Todas las rencillas familiares estallan en la casa de la playa donde se celebra la ceremonia íntima. Junto a una noche tormentosa y un mar embravecido, luz nórdica, sobriedad y colores fríos, Bergman estaría profundamente halagado.


Vídeo: Renata (Diane Keaton) en su visita al psicoanalista.

10 comentarios:

TRoyaNa dijo...

Buscaré esta película,porque no recuerdo haberla visto.Desde luego,la influencia de Bergman siempre ha estado presente en Woody Allen,fascinado como estaba por el cineasta sueco.
saludos!

Merche Pallarés dijo...

A mi Bergman siempre me ha fascinado: esa melancolía nórdica, esa luz, esos diálogos inteligentes que atraviesan toda su filmografía me han apasionado. Esta pelicula de Woody, no la he visto (una de las pocas suyas que no he visto...) pero veo, por lo que dices, que sí es un homenaje a ese gran director sueco. Conmovedor el monólogo de la Keaton. Besotes, M.

Capri c'est fini dijo...

*Troyana, en Interiores la influencia va más allá... es toda una película homenajeandolo. Así que si encuentras ponte a verla, que merece la pena. Besos.

*Merche, pues creo que te gustará si te gusta Bergman y te gusta Allen. Es una mezcla curiosísima de ambas visiones del cine. Y la Keaton, nunca ha superado su época con Woody... Besos

Marilia dijo...

La verdad es que reconozco con vergüenza que he visto poquísimo cine, y por tanto, entiendo aun menos. De Woody Allen, confieso también con rubor que he visto menos películas que dedos tengo en una mano (o por ahí, por ahí...)

Pero me gusta que me aconsejen qué ver, qué leer, para así poder conocer un poquito más. Soy una esponja en cuanto a querer aprender se trata, y viniendo de ti, me inspira confianza tu propuesta.
La buscaré yo también.

Un abrazo

Capri c'est fini dijo...

*Marilia, pues Woody Allen está muy bien. Quizá Interiores es una película no demasiado típica dentro de las del director... Así que si puedes verla, ya me contarás que te ha parecido. Gracias por el voto de confianza que te inspira esta página. Besos.

Uno dijo...

Nunca olvidaré el día que fuí a ver Interiores. Nunca había llorado así en mi vida.
Es muy habitual que yo llore en el cine pero este caso fué extraordinario porque todavía no había empezado la película. Lo recuerdo perfectamente: se apagaron las luces de la sala y rompí a llorar tan aparatosamente que tuve que salir del cine. No vi la película.
Rara vez lloro por asuntos personales por eso no he olvidado aquello.
Pasado mas que de sobra mi pequeño y bergmaniano drama creo que debería verla.

Capri c'est fini dijo...

*Uno, no me extraña que te acuerdes de esa experiencia... cómo para no recordarla!!! Pero supongo que si fue nada más empezar la película, más tuvo que ver con como estabas en esos momentos que con la película, por dramática que sea. Así que pasado el tiempo, dale un voto de confianza a Interiores, y al menos si lloras, lloras por la historia. Un día voy a dedicar un blog sobre llantos en un cine, te tomo el tema, que me interesa.

Un abrazo.

Ernesto dijo...

"Interiores" es sin duda de mis preferidas de Allen. En cuanto a Bergman, anteayer vi "Gritos y Susurros" y deja a los personajes tan en carne viva que ya quisiera SAW...

Capri c'est fini dijo...

*Arguifonte, la crudeza no es sólo enseñar vísceras, jejejej

Capri c'est fini dijo...

Probando, probando