Nuestra desgracia servirá para iluminar al mundo.
Hubo un lugar en 1968, donde la primavera no terminó hasta el mes de agosto, una primavera excepcionalmente larga. Fue en Praga, en la extinta Checoslovaquia. Sin aviso previo, las flores, que aún no se había marchitado, soportaban estoicas los meses. Las personas de la calle celebraban las agradables temperaturas, aún con la extrañeza de que el pesado verano no cayera sobre ellos. Se organizaron bailes populares y la alegría se apoderó de la ciudad. Pero ya entrado agosto, la situación se estaba prolongando demasiado. Un sesudo comité en Moscú decidió que la primavera en Praga debía terminar. Sería por decreto si hacía falta. Daba igual que el ardiente sol no luciera o que las flores surgieran en cada pedazo de tierra. Podría ocurrir que la primavera se contagiara al resto de países y esa posibilidad no podían consentirla más tiempo. El 20 de agosto de 1968, la persistente primavera fue fulminada a golpe de tanque. Se pisotearon las flores, ráfagas de fuego soviético surcaron el cielo, intentando parar la suave brisa primaveral, los praguenses fueron obligados a bañarse en las aguas del Moldava como ocurría cada verano y finalmente las tropas impusieron el curso normal de las estaciones. En la calle se rehuía hablar de la larga primavera, nadie se atrevía ni siquiera a citarla aunque en el fondo todos sabían que el verano impuesto también caería, como caen todas las estaciones, sólo era cuestión de tiempo.
Pero como las imposiciones no convencen a todos por completo, algunas personas seguían sin ver el verano por ningún lado. Es más, la primavera se les instaló en el corazón de tal manera que eran incapaces de sentir ni calores agobiantes, ni fríos extremos. Nadie comprendía su situación, como aquejados de una extraña enfermedad, ni en su propia ciudad, ni en el Este, ni en el Oeste. La mayoría de éstos, enterraron su sentir por miedo a ser rechazados, otros huyeron, buscando aires nuevos. Ninguna opción era fácil. Sin embargo, Jan Palach, estudiante de 20 años, optó por el camino más crudo. Sin poder resistirlo más, el 19 de enero de 1969 prendió fuego a su cuerpo a los pies de la escalinata del Museo Nacional de Praga. El 25 de febrero, otro estudiante, Jan Zajíc, hizo exactamente lo mismo en el mismo lugar. Sobre los adoquines, dos cuerpos calcinados demostraron al mundo que hay estaciones que anidan dentro de nosotros, bien sean melancólicos otoños o resplandecientes primaveras y que éstas nunca finalizan. No hay bombas, ni represiones, ni tanques, ni torturas que acaben con ellas.
1ª imagen: Almendros en flor frente a la iglesia de San Nicolás de Praga.
2ª imagen: Monumento conmemorativo a Jan Palach y Jan Zajíc, en la plaza Wenceslas de la capital checa.
20 comentarios:
Adoquines y madera, buena combinación de materiales. Es fácil poner encima unas macetas con verde y regarlas un poco cada dia hasta que salgan las margaritas blancas de nuevo. Lo mismo tardan años, pero vuelven a florecer. Siempre vuelven a nacer las flores.
Recuerdas las desavenencias con el Mayo del 68?
Aquí sí, confió en ellos. A pesar (o gracias) a Havel.
Porque ellos sí eran flores...
Emocionante post.
Confío yo, no confió. Maldita somnolencia
Recuerdo muy bien a esos dos estudiantes que se inmolaron... Y, sí, como dice PON deberían plantar flores en ese lugar para que siempre fuera primavera para ellos... Besotes, M.
siempre se es dado a destruir lo bonito, que penaaaaaa!!!!
Ojala fuese primavera tanto en las temperaturas como en los corazones,
un beso florido.
*Pon, siempre vuelven a nacer las flores y eso es lo que importa, es nuestra única esperanza. Es un bonito monumento, sin estatuas, ni trucos... le falta un poco de verde, tienes razón. Besos.
*Eduardo, el caso de la Primavera de Praga, aunque en las mismas fechas, era diferente porque los checos sí vivían en una dictadura y no era una cuestión teórica de unos cuantos estudiantes. Desde luego agosto del 68 fue el fin de la buena imagen que podía tener el comunista, se quitó la máscara y descubrió de lo que era capaz. Un saludo.
*Merche, es una historia muy impactante, que una persona se suicide como forma de queja me sobrecoje, no lo puedo evitar, siempre me pasa. Debe ser que no yo sería capaz de hacerlo. Muchos besos.
*Nomolamos, fue una cuestión de poder, si la URSS no lo hubiera hecho se le habría escapado su poder sobre sus países satélites. Las primaveras siempre vuelven, por eso es mucho más importante llevarla dentro. Muchos besos.
Qué tiempos aquellos...
¿No hace tiempo estamos un poco aborregados y cómodos, viviendo en una permanente primavera de cartón piedra?
Un abrazo desde Denver, Colorado
de nuevo coincidimos en tema. y estoy de acuerdo con lo que decís (un matiz, parís tb fue muy importante).
dónde están ahora los grandes pensadores e intelectuales como sartre? (...o ya no existen?).
si me lo permites, te linko el post al mío, lo completaría muy bien.
un abrazo.
Aunque todavía muchas personas se resisten a admitirlo -y yo puedo haber estado ahí en algún momento-, la historia del imperio soviético, por muy románticos e idealistas que fueran los motivos iniciales, es una historia de horror. De implantación del horror de un modo sistemático, aunque pueda haber habido márgenes floridos que no hicieron sino adornar lo que no tenía justificación alguna.
Pero lo que más me gusta de la entrada es cómo escribes -¿te lo he dicho alguna vez?-; delicado, sencillo, limpio, detallista, se adivina una mirada detrás que aspira a ser sabia y que tiene compasión.
*Strawberry, parece que sí, que estamos anestesiado y es un pena, es la desgracia del estado de bienestar, que lo único que queremos es TV y cerveza, sin pensar en nada más. ¿Estás en Denver? GUAU... qué bien, espero que lo pases bien en el corazón del imperio, jejejej Saludos.
*Senses, encantado de coincidir de nuevo contigo. Yo también creo que París fue importante, no en los resultados, porque lo que pedían era verdaderamente utópico, pero sí en el simbolismo. Actualmente estamos escasos de pensadores y más de la talla de Sartre... pero ¿qué se le puede pedir a un mundo donde es más importante un futbolista que un pensador? Gracias por enlazarme, es un honor. Un abrazo.
*Justo, la invasión soviética de Praga fue para Occidente el fin de una utopía... desde entonces todos los que apoyaban románticamente al comunismo se dieron cuenta de que sus métodos eran dictatoriales y como toda dictadura contraria a la libertad. Esa es la importancia de la Primavera de Praga, cuando impidieron que pudiera existir una tercera vía, abierta a la libertad de expresión...
Sobre el segundo comentario, te lo agradezco mucho, eres muy amable. Curiosamente casi nadie me lo ha dicho antes por la sencilla razón de que nunca he escrito para que nadie me leyera, siempre lo he hecho por afición, pero sin público y esto de recibir comentarios es nuevo para mí. Aún así me da cierto pudor, no lo puedo negar. Procuro hacerlo lo mejor que puedo. Un fuerte abrazo.
Qué bien escribes y qué bonito lo cuentas. La primavera nunca debe faltar, porque cada primavera es una nueva esperanza. ¿Entonces qué querían los dictadores comunistas?, ¿acabar con las esperanzas?
Besos de pantera.
El monumento en la plaza Wenceslao es una maravilla, no había visto algo tan alegórico desde El Peine del Viento.
Qué hermoso post sobre la libertad, la guerra, la muerte... y la vida
Precioso post, la verdad es que los Estados autoritarios y los grupos de presión vengan de donde venga son una mierda, internet es un arma especialmente poderosa, esperemos que no la usen a su favor aunque si pueden hacerlo, como en las Olimpiadas.
En muchos aspectos seguimos esperando que florezcan primaveras, pero el desencanto cada vez es mayor y la sensación de impotencia hiela la sangre en esta nueva guerra fría que parece asomar en estos finales estivales.
EL monumento de madera y piedra me parece maravilloso en su sencillez, no lo conocía...
*Pantera, gracias por tu comentario. Los comunistas querían conseguir lo imposible, convencer a la población por medio de la fuerza y la represión, lo que no deja de ser una ilusión. Como bien dices, no se puede parar la primavera. Besos.
*Reality, pues mira, tienes toda la razón, hay un punto de unión entre éste y el Peine de los Vientos, que es soberbio. Un saludo.
*Atikus, es un hecho, los poderosos ejercen siempre la presión para evitar perder ese poder. Es inevitable. Pero también está en nuestra mano rechazar esa presión, aunque claro, mejor sin inmolarse. Un abrazo.
*Pe-jota, sin proponerlo esta efeméride ha caído en el mayor recrudecimiento del autoritarismo en Rusia, con nuevos afanes expansionistas. Es una pena también que las ex-repúblicas comunistas busquen el apoyo del "amigo americano" para contrarrestar la presión de la Madre Rusia. Saludos.
*Caufield, mucho mejor este tipo de monumentos conmemorativos que nada pomposo o rimbombante. A mí también me encanta. Saludos.
Querido Capri
Perdona que entre aquí no para comentar tu estupendo post sino para dejarte un "recado".
En mi blog todavía hay tiempo para enviar zapatos, también los hay de tapados sin necesidad de enseñar los dedos ;D
Los hay que apuestan a que tus pies estan allí, mira, mira...
Besitos insistentes
*Gracias Eva por la insistencia, pero tengo un problema. Se me ha estropeado la cámara y claro, no tenía archivada ninguna foto de mis zapatos (no suelo tener fotos así, jejeje). Voy a ver si consigo una cámara y te la mando... Besos
que historia...
lo unico que me faltaba por ver...que tambien la mano humana tenga que ver en las estaciones...¡¡
escribes unas historias interesantisimas...hoy elijo esta apra dejarte el comentario...
pero me voy con la pena de leer lo que escribistes sobre pompeya...la visite hace 20 años....y aun la recuerdo con cariño....
un saludo capri
*Fire, nunca te vayas con ninguna pena de aquí, vuelve cuando quieras y lee todo lo que te interese. Muchas gracias por tu comentario, eres muy amable. Un beso.
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