lunes, 5 de octubre de 2009

Sobre nuestras cabezas

La desdicha es el vínculo más estrecho de los corazones.

Jean de La Fontaine

No nos cayó como un jarro de agua fría, más bien al contrario. Fui conociéndolo como el resto de mis hermanos, poco a poco, espiando conversaciones, cazando comentarios velados. Se suponía que llegados a una edad ya estábamos en disposición de saberlo y se contestaban, de mala gana, a nuestras preguntas, siempre que no fueran demasiados directas. No era algo de lo que se hablara a menudo, más bien se guardaba para ocasiones especiales, como si se tratase de una buena mantelería. Sin embargo, siempre, imperceptiblemente, rondaba sobre nuestras cabezas. Teníamos prohibido sacarle el tema a mi abuela, en consideración a su edad y para evitarle un disgusto. Tener consciencia del maldito secreto familiar nos afectó a todos de manera diferente. Mi hermano mayor no quería ni nombrarlo y hacía como si no fuera con él. Mi hermana apoyaba incondicionalmente a mi madre, encubriendo y reservando cualquier detalle. Yo mismo siempre me desentendí del asunto, no quería arrastrar lastres pesados de otros. Pero al ir haciéndome mayor, me di cuenta de que era estúpido creer así. Como una maldición traída de la cuna, me acompañaría incluso en el momento de formar mi propia familia. Por eso, me encargué de dejar a ésta al margen, no quise hacer cargar a mis hijos con problemas innecesarios.

Hoy, que ya no están ni padres, ni hermanos, ni otros familiares y que la misma muerte me ronda los pasos, me siento el último de una estirpe, el depositario del secreto que conmigo nació y conmigo morirá. Será lo único que me lleve, la losa que me sepulte.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Los secretos familiares siempre estarán conmigo. No se le podía nombrar delante de mi abuela, ni de mis tios y sobre todo de mi madre. Mi padre era el único que quería arreglar todo su pasado. Pero no le dejaron. Ni él ni los demás.

Los secretos familiares se heredan y el mio no me gusta. Sobre todo si mi madre llora.

Espero que tu no tengas ninguno. Muchos besos. Siempre anónima.

troyana dijo...

Ay,Capri,la entrada me ha recordado a la película "Secretos y mentiras",me temo que no hay familia que se escape de ambas,recurriendo al refranero popular"en todas las casas cuecen habas"....
Y la cita me parece de lo más cierto,la desdicha une más que cualquier otra cosa,incluso más que la dicha,diría yo....
Un beso

CRISTINA dijo...

Me ha recordado a Aureliano, descifrando los pergaminos, al final de "Cien años de soledad"...

Justo dijo...

Ah, buena venganza tuya para los lectores ávidos que esperaban que se les desvelara el secreto... has hecho muy bien en no abrir el cofrecito.

molano dijo...

Largar, hay que largar. Largar es buenísimo.
(la palabra de verificación que me has puesto es TOLKA. Que es larga en spanglish)

theodore dijo...

Es cierto, los secretos familiares son una pesada losa. Puede que vistos desde fuera no sean tan terribles, pero encerrados en la familia son un lastre insoportable.

Un abrazo.

Merche Pallarés dijo...

Me he quedado con ¡una curiosidad! Me encantan los secretos familiares... Besotes, M.

Capri c'est fini dijo...

*Anónima, con ese pseudónimo no me extraña que guardes bien los secretos. Y se heredan los secretos familiares y uno no puede elegir si nos gusta o no. Pero supongo que todos guardamos secretos de otros... Muchos besos.

*Qué buena peli, troyana, me gusta mucho. También podría ser en versión menos cómica la película de Chabrol: La flor del mal. La desdicha une más que la dicha, porque cuando pasa sigue habiendo esa especie de compañerismo en la desgracia. Un beso.

*Cristina, otra obra genial... me alegro de que te haya recordado. En la familia Buendía sí que había secretos. Un beso.

*Justo, hombreeeee, se dice el pecado pero no el pecador. Lo interesante es que pudiera ser cualquier cosa sin que se sepa a ciencia cierta. Si el protagonista de estas palabras se lo llevaba a la tumba, no voy a ser yo quien lo desvele. Un abrazo.

*Molano, bueno, a veces no es lo mejor largar... (mi palabra de verificación es MISDE... es interesante lo de estas palabras aleatorias). Un abrazo.

*Theodore, bueno, todos soportamos lastres de nuestras familias, empezando por la educación, pero es mejor asimilarlo y ser consciente, que luchar contra ello. Lo malo es cuando una terrible situación te condiciona la vida... Un abrazo.

*Merche, jajaja, pobre, como le decía a Justo, no pienso revelar el secreto de esa familia ni bajo tortura... Besos.

PATSY SCOTT dijo...

Al igual que Merche, soy muy curiosa y ya estoy elucubrando todo tipo de teorías...
En cuanto a que la desdicha une más que la dicha, no sé yo...
Muy pesada debe ser la carga para quien guarda un secreto toda la vida.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Y quien no tiene alguno... y no olvidemos la satisfacción de descubrir los ajenos.

Capri c'est fini dijo...

*Patsy, la curiosidad mató al gato... Yo sí creo que la desdicha une más, aunque claro, no siempre, a veces se hace demasiado insalvable la situación. Y en cuanto a cargas pesadas, hay quien las soporta en silencio y es lo más honesto que se puede hacer: no implicar a nadie más si eso va a contribuir a extender el dolor... Un beso.

*Lúcida, pues si no tienes secretos familiares que guardar, siéntete muy afortunada... De todos modos, no siento satisfacción descubriendo secretos ajenos, de verdad que no.
Un beso.

El Deme dijo...

Yo creo que el secreto es que la madre no es hija de la abuela, es de otro señor, fue un affair que tuvo la buena mujer. Pero bueno, tampoco pasa nada si hay cariño.

Paco Becerro dijo...

El final es lo que más me impresiona, porque creo que han sido muchos los que se han llevado sus secretos a la tumba y así se han perdido, enterrado y olvidado muchos secretos de familia...

Y yo... ¿tengo algún secreto propio? ¿He heredado algún secreto de familia? ¿He generado algún nuevo secreto para las generaciones venideras?

Ssssssh!!!

Capri c'est fini dijo...

*Deme, jajajaj puede ser, puede ser... cuanto nos gusta elucubrar sobre secretos ajenos, jajajaj Un abrazo.

*Futuro bloguero, uy, muchos secretos hay bajo tierra, mucha gente que decidió no hablar. Al final, la muerte lo iguala todo. Eso, guardemos silencio sobre los secretos de familia. Un abrazo.

Vivian dijo...

Ays Capri, con lo curiosa que soy yo, y vas y me dejas con la intriga, esto no se hace…

Me gusta especialmente como vas desgranando la influencia del secreto en la vida de las personas que integran la familia del relato.
Aysss, los secretos familiares, la de ríos de tinta que han hecho, hacen y harán correr…

A ver si en una segunda parte un día que te de por ahí nos sacas a todos de esta incertidumbre y nos resuelves el misterio ;)

Un beso

Javier dijo...

Secretos de familia, tal vez los que mejor describen las diferentes épocas, y aquellos que más gusta de desentrañar.

Le poinçonneur dijo...

¿Por qué en todas las familias hay secretuchos, secretillos, secretos y EL GRAN SECRETO?

¿Pasión nacional por el thriller?

Capri c'est fini dijo...

*Vivian, lo siento, cuando un secreto se cuenta deja de serlo... por eso, lo de la segunda parte lo tendría que pensar. Además dentro de una familia, afectan de forma diferente, incluso son objeto de manipulación. Un beso.

*Pe-jota, hay secretos que son de una época y que con el paso del tiempo pierden toda su fuerza, pero otros son guardados como alhajas de las miradas ajenas, porque producen vergüenza y rabia. Un abrazo.

*Jajajaj, pues no sé, poinçonneur, parece que la familia es el hábitat natural de los secretos, incluso puede que ese sea el pegamento que las mantenga unidas... Un abrazo.